viernes, 4 de mayo de 2007

La Noche del Terror Ciego

Título Original: La Noche del Terror Ciego
Año: 1970
Revisada el 27 de septiembre de 2004



3 Leatherman de 10

Sinopsis:

Una mujer llega a Lisboa por motivos de trabajo y allí se encuentra a una antigua compañera de internado, la cual va acompañada por su novio. Los tres deciden pasar unos días en un parador de turismo pero, durante el viaje, una de las chicas se escapa para pasar la noche en una abadía maldita. Ah, también hay zombies ciegos chupasangres templarios por el medio.

Comentarios:

¡Qué desperdicio! Acabo de terminar de ver este pastel ahora mismo y lo cierto es que han sido noventa minutos de pura agonía. Estupenda decisión la de ver una película de terror setentera hispano-portuguesa.

La historia empieza con el encuentro casual entre Bette (Lone Fleming) y su antigua compañera de internado Virginia (María Elena Arpón). Mientras están con el tenemos-que-quedar-ya-te-llamaré típico, aparece el rollete de Virginia, Roger (César Burner), que enseguida se muestra interesado en Bette y entre los tres acuerdan irse de vacaciones a un parador.

Durante el trayecto en tren, Roger se muestra muy pegajoso con Bette y Virginia, en un arranque de celos, se levanta y se va. Para consolarla, Bette le recuerda que es su mejor amiga y se nos presenta un flashback de las dos chicas en el internado. Exacto, una escena lésbica, pero no os emocionéis porque lo más hard que se ve es un beso muy casto y un tocamiento de rodilla. Nada más. En fin, después de esta escena a la gilipollas de Virginia no se le ocurre otra cosa que saltar del tren en marcha para pasar la noche en una abadía en ruinas con la única compañia de templarios zombies cachondos.

Al día siguiente, Bette y Roger van a una funeraria a identificar el cadáver desangrado de Virginia y se encuentran con un embalsamador que se descojona cuando destapa cadáveres (no me preguntéis por qué porque no lo sé). Por la noche, Virginia se reanima y le chupa la sangre al embalsamador Risitas. Como apunte a pie de página os digo que es de sobras conocido que los cadáveres reanimados son perfectamente capaces de confeccionarse bikinis con sábanas. En este punto, Roger y Bette se embarcan en una disparatada búsqueda de los asesinos de Virginia que los lleva a la abadía maldita junto con un traficante y su guarrilla.

Lo de los zombies de esta película tiene delito: se trata de caballeros templarios satanistas que son ejecutados por la población y luego cegados por cuervos, pero que al haber descubierto la fórmula de la vida eterna, se dedican a levantarse cada noche para buscar la sangre de jovencitas (tontos no son), con la ayuda de su oído porque no ven, a lomos de sus caballos zombies. Además de lo absurdo de su origen, estos engendros son lentos como caracoles y para más inri, cuando cabalgan lo hacen a cámara lenta.

He llegado a contar hasta un cuarto de hora sin diálogos y, cuando los había, solían ser deplorables. Los actores son lamentables, todos y cada uno de ellos. Por ejemplo, cuando a uno de los personajes están a punto de rescatarlo de las garras (de plasticucho) de los templarios, le entra como una especie de ataque súbito de apoplejía. Y todo para alargar la película, ¡bah!. La música es simplona y la iluminación no es que sea como para aullarle a la luna, precisamente.

Le he puesto 3 Leatherman y no 1 porque salen una fábrica de maniquíes y a mi los muñecos me dan asco.

Conclusión:

Un ritmo exasperante y efectos especiales de baratillo, ni la ortopédica escena lésbica ni los cutrezombies consiguen salvar a esta basura de la pira. Echadle un vistazo sólo si os gustan con delirio las películas de miedo tontorronas hechas en casa, de lo contrario absteneos.

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